lunes, 28 de septiembre de 2009

Sobre el post anterior

Hubiera creido que el post anterior, traslucía su carácter paródico. Estoy críticando al bulldog Rozitchner y usando su mismo formato de escritura y la mísmisimamente misma imagen. Que me equivoqué en la tilde, o en el acento (nunca entendí la diferencia), lo admito sin lamentarlo mucho. Ahí está mi soberbia. Nuevamente lo admito.

Pero bueno, decir que no tengo "ABSOLUTAMENTE" nada qué decir y qué se yo, me suena muy a cartelito del PRO, en amarillo y negro que hace re buen contraste y con el signo del play así refuerza la idea de que lo que estás leyendo progresa, va para adelante y no atrasa. Pero bueno, si el pensamiento atrasa... y no sé, yo me quedo, ¿vos vas? Ah pará no me digas, no lo podés pensar acordate, subite nomás al tren pero si descarrila no te lamentés. Y es muy claro que el modelo económico neoliberalista es como el tranvía de Springfield, que va cada vez más rápido y cada vez es más peligroso.

Y Rozitchner, entre otros, es una de las caras visibles de la naturalización de este modelo catastrófico, que no es sólo económico sino que penetra cada rincón de la vida cotidiana, pública y privada. Hace unos años Macri salía en la tele y la gente se le cagaba de risa. Ahora es Jefe de Gobierno de Buenos Aires. Bueno, pasaron cosas claro. Mucho de eso tiene que ver con la banalización operada de los medios.

Alejandro Magno tenía a Aristóteles. Macri tiene a Rozitchner. La unión entre filosofía y política es obvia; no es necesario leer La república para comprender que un buen gobierno es aquel en el que el poder se aplica de modo racional comprendiendo a los individuos como iguales para garantizar la libertad y la dignidad humana

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