lunes, 19 de octubre de 2009

La lógica de la plenitud vs. la lógica de la escasez

Sin embargo, hay algo tan extraño en esta idea del valor absoluto de la mera voluntad sin que entre en consideración ningún provecho al apreciarla, que, al margen de su conformidad con la razón común, surge inevitablemente la sospecha de que acaso el fundamento de todo esto sea simplemente una sublime fantasía y que quizá hayamos entendido erróneamente el propósito de la Naturaleza al haber dado a nuestra voluntad la razón como directora. Examinemos entonces la idea desde este punto de vista.
[…] si en un ser dotado de razón y de voluntad el propio fin de la Naturaleza fuera su conservación, su mejoramiento y, en una palabra, su felicidad, la Naturaleza habría tomado muy mal sus disposiciones al elegir la razón de la criatura como la encargada de llevar a cabo su propósito. En efecto, todas las acciones que en este sentido tiene que realizar la criatura, así como la regla general de su comportamiento, podrían haber sido dispuestas mucho mejor a través del instinto, y aquel fin podría conseguirse con una seguridad mucho mayor que la que puede alcanzar la razón […]
En realidad, encontramos que cuanto más se preocupa una razón cultivada del propósito de gozar de la vida y alcanzar la felicidad, tanto más se aleja el hombre de la verdadera satisfacción, por lo cual muchos, y precisamente los más experimentados en el uso de la razón, acaban por sentir, con tal de que sean suficientemente sinceros para confesarlo, cierto grado de misología u odio a la razón, porque tras hacer un balance de todas las ventajas que sacan, no digo ya de la invención de todas las Artes del lujo vulgar, sino incluso de las Ciencias (que al fin y al cabo les parece un lujo del entendimiento), encuentran, sin embargo, que se han echado encima más penas que felicidad hayan podido ganar, y, más que despreciar, envidian al hombre común, que es más propicio a la dirección del mero instinto natural y no consiente a su razón que ejerza gran influencia en su hacer y omitir.
Immanuel Kant, Fundamentación metafísica de las costumbres.

La racionalidad humana es para Kant un atributo que en mucho excede lo natural. Cabe aclarar aquí, que Kant es presa de una visión dualista: por un lado se encuentra la naturaleza, la contingencia y el ser; por el otro, la espiritualidad, la necesidad y el deber ser. La buena voluntad pertenece a este segundo género, y nada del primero le es propio: la buena voluntad no supone la realización (que siempre es empírica y contingente) de aquello que ella manda. La razón por su parte, es una facultad presente en el sujeto, no para conducir su vida animal o natural (como los instintos) sino para conducir su vida espiritual. Es por esto mismo que la racionalidad no conduce al placer o a la riqueza, si por placer y riqueza comprendemos bienes materiales. La razón nos impulsa más allá del mundo empírico, material, fenoménico, hacia el mundo del espíritu, sublime fantasía, pero fantasía que es realizable en el obrar racional.

Nietzsche, por su parte, reconocía en El nacimiento de la tragedia la posibilidad de intuir la esencia misma de la vida, tras su multiplicidad y diversidad fenoménica. Dicha esencia es brutal: millones de seres vivos son obligados a competir violentamente entre sí para obtener los medios de su subsistencia, la cual, en el mejor de los casos es infinitamente breve; al nacer emergemos de una eternidad de oscuridad en la que no existimos, y nos perdemos nuevamente, tras nuestra muerte, en la nada. La vida es lucha y la lucha sufriemiento. El carácter numénico y terrible de la existencia sólo puede ser tolerado cubierto por un velo, el velo de Maja, que sugiere la verdad de un modo poético. Quien mira al mundo con los ojos desnudos queda ciego, al menos de momento. Esa es la enseñanza de Nietzsche, de la filosofía de la India y de Platón.

La razón y la inteligencia, como facultades impulsoras de la vida subjetiva, se vuelven entonces problemáticas pues pretenden sumir al individuo en el mar del sinsentido. Veamos que opina nuestro antifilósofo de turno, sobre esto.



Claro. La cosa es simple; Kant y Nietzsche se confunden porque dan muchas vueltas. Por suerte lo tenemos a Rozi para que nos aterrice la filosofía, porque mucho vuelo hace mal. Macri se pone nervioso y se muerde la cola. Pero volviendo, la idea -según Rozitchner- es que hay gente "neurótica" que tiene una visión perniciosa de la inteligencia, consistente en identificarla con una profunda intuición de la problematicidad de la vida. La gente sana en cambio, que tiene fuerza y dinero para vivir, se expresa en la creatividad que tienen para vivir bien y alcanzar nuevos peldaños de realización personal, nuevos puestos de trabajos, mayores sueldos y no se preocupan porque todo va a estar bueno.

Mi opinión, por el contrario, es que la inteligencia y la razón son un par de facultades independientes de nuestras necesidades materiales como organismos, que pretenden llevarnos más allá de dicha materialidad. Así, como Maslow, creo que cuando los peldaños inferiores de nuestras necesidades son satisfechos (necesidades fisiológicas y de seguridad), podemos remontar vuelo a experiencias más elevadas y menos atadas a la materialidad, como la amistad, el amor, el arte, el pensamiento desinteresado (el amor al conocimiento, la filosofía) y todo aquello que es comprensible bajo los peldaños sociales y de estima en la pirámide de Maslow.

Los objetivos que la inteligencia y la razón persigue son irreales, son una mera fantasía. Pero una fantasía que la razón y la inteligencia misma pueden realizar y que en nada deben envidiar la materalidad de la realidad que nos es dada, sino que por el contrario, deben imponerse sobre la materialidad dada y moldearla para hacer del mundo un mejor lugar. Sin embargo, en su impulso de vuelo hacia la altura y hacia la espiritualidad, las facultades humanas superiores -inteligencia y razón, desprovistas de una necesidad material- deben enfrentarse con un lastre: el pensamiento técnico, materialista, perteneciente a una lógica de la escasez, donde toda acción supone un costo y debe evaluarse según sus beneficios.

Este tipo de pensamiento, hipotético o instrumental, está en clara contradicción con el impulso del hombre hacia la dignidad y la espiritualidad, pues este impulso exige su realización de manera categórica, es decir, sin tener en cuenta los fines, pues es un fin en sí mismo. Su lógica es, muy a diferencia del pensamiento instrumental, la lógica de la plenitud. Al realizar nuestras habilidades materiales, nos vaciamos; al realizar nuestras habilidades espirituales no nos vaciamos, sino que nos llenamos, nos perfeccionamos y superamos lo terrible de la realidad, porque nos enfrentamos cara a cara con ella y la hacemos más habitable para un ser racional, espiritual, que desdeña condenar a un igual para mantenserse a sí mismo.

Cuando la lógica de la escasez toma la forma de una sabiduría de vida, o mejor dicho, cuando la usurpa, com oen el caso de Rozitchner, pretende evitar el desarrollo de la lógica de la plenitud, de la espiritualidad, pues ésta pone en jaque al sistema actual, basado en la escasez, y gracias al cual algunos poseen una buena vida y otros no. Una mente simplista y subdesarrollada a nivel espiritual (como es el caso de Macri y Rozitchner, y de cualquiera que crea que el capital vale más que la dignidad humana), sólo puede temblar cuando pretenden quitarle aquello que hace a su dignidad: la riqueza material.

1 comentario:

  1. Muy buen post, me parece que explica perfectamente ciertas actitudes, o mejor dicho ciertas reacciones ante determinados hechos que he notado.

    Si no, preguntale a Anónimo que piensa que soy un vago que vaguea en una universidad que le cuesta a todo el pueblo.

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