El vuelo del alma, por el contrario, se sostiene en la negación de la materialidad, de lo inmediato; los objetos en la consciencia, sean de la clase que sean, se presentan como generadores de nuevos significados, semantizados, y permiten una reconstrucción de la consciencia como conjunto sintético.
Ante todo esto, emerge el doble valor del mundo, de lo material. En un primer momento es eso, materia y lastre para el vuelo del alma. Pero en un segundo, toda materia puede hacerse símbolo y enviarnos disparados hacia el mundo de las ideas.
Pero entonces, ¿cómo simbolizar la materia?
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