Yo creo que hay una correlación entre el polo abstracto del pensamiento humano y el polo más concreto. También me parece que esto supone que haya una correlación entre la concepción metafísica del hombre y su concepción y práctica social. Me parece que dichas estructuras varíaron al lo largo de la humanidad y aún siguen variando, a veces más despacio, a veces más rápidamente y algunas pocas veces, a lo bruto, mediante revoluciones.
Si uno quisiera observar su época, es decir, las posibilidades de su vida, desde el flash místico, a la música, el arte y la cultura, la ciencia, la moral y el derecho, la pobreza, la riqueza y el vivir en el medio de la nada, apartado de todo ciudad... si uno quisieran, en fin, decir qué es la vida, ¿cómo frenaría ese mundo para describirlo?
El mundo sigue su curso... pero siempre se lo puede poner entre paréntesis, vivirlo pero no ciegamente, cultivar el arte de la crítica.
Sólo cómo hábito está justificado el pensamiento crítico. La crítica no debe menguar en ningún momento. La filosofía no es una profesión, ni una actividad, es una actitud y Schopenhauer tiene razón al afirmar que poseer el carácter filosófico significa comprender que el mundo es mi representación y que no hay que creerse la película que nos cuentan, sin verificar las fuentes.
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martes, 16 de junio de 2009
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